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Mart¡n Caparr¢s (Buenos Aires, 1957), aparte del de escritor, tiene un trabajo bastante peculiar. Elabora informes para la ONU sobre los problemas de nuestro planeta: la inmigraci¢n, la salud reproductiva, la pobreza... Para hacerlos debe viajar constantemente, a destinos de lo m s "inesperado". El £ltimo encargo ha sido testar la veracidad del cambio clim tico. Para ver sobre el terreno sus presuntos efectos tuvo que ir, por ejemplo, al lugar m s parecido al infierno que ha encontrado en el mundo: la capital de las islas Marshall, un
atol¢n de m s de 30 kil¢metros de largo pero s¢lo 100 metros de ancho, a casi 4.000 kil¢metros de cualquier continente. "Tienes siempre el mar a los pies y la sensaci¢n de aislamiento es brutal", dice. All¡ ten¡a que comprobar si el nivel del mar sub¡a realmente y se encontr¢ que subir, lo que se dice subir, el
agua sub¡a poco, m s bien nada. Acumul¢ una prueba m s de que lo del cambio clim tico es un cuento que sirve para tapar hechos como que m s de 1.000 millones de personas pasan hambre cada d¡a. El autor argentino denuncia en su £ltimo libro, Contra el cambio (Anagrama), esa paradoja hiriente. Desde entonces ya no puede compartir mesa con los ecologistas.
Pregunta.- ¨Ve la preocupaci¢n desmedida por el cambio clim tico como una cortina de humo para tapar otros problemas del mundo m s graves?
Respuesta.- No como una cortina de humo, porque eso supondr¡a una intencionalidad, pero s¡ de una muestra de c¢mo funcionan y c¢mo se definen los
temas de inter‚s en el mundo. Es muy curioso que se le conceda tanta importancia a este asunto, una amenaza tan vaga, que quiz tenga consecuencias o quiz no, cuando en el mundo pasan hambre 1.000 millones de personas. Es algo
que te deja perplejo e intent‚ ver que hab¡a detr s de ello. Y llegu‚ a dos conclusiones.
P.- ¨Cu les?
R.- Primero que el cambio clim tico es una amenaza m s democr tica. Que pasen hambre varios millones de personas es la condici¢n necesaria para que los que tienen la sart‚n por el mango mantengan su poder. Ellos se benefician de esta situaci¢n y por tanto nunca intentar n cambiarla. Pero el cambio clim tico s¡ les puede afectar, porque sus efectos son generales. Lo segundo es que el cambio clim tico abre dos v¡as de negocio muy lucrativas. Por un lado, la de la
energ¡a nuclear, que ahora la reivindican hasta algunos insignes ecologistas, ante la imposibilidad de que las renovables pueda reemplazar a corto plazo a las minerales. El problema de la energ¡a nuclear es que concentra mucho el poder. Un se¤or delante de un bot¢n puede controlar el suministro de varias ciudades. Y por otro, est el negocio de los cr‚ditos de carbono, surgido tras el protocolo de Kyoto, que compran las empresas que necesitan contaminar a otras que se crean como meras tapaderas.
P.- ¨En qu‚ consiste exactamente el trabajo que desarrolla para la ONU?
R.- Llevo cinco a¤os trabajando para esta organizaci¢n, para el Fondo de Poblaci¢n. Cada a¤o le tengo que pasar reportes de problemas diversos entre los
j¢venes del mundo. Todos lo a¤os de viajar a ocho o nueve pa¡ses, a lugares de lo m s inesperado, para luego informar de cuestiones como la inmigraci¢n, la salud reproductiva... El a¤o pasado surgi¢ lo del cambio clim tico.
P.- Entonces los conservacionistas son unos conservadores... ¨Lo dice por su apuesta ahora por la energ¡a nuclear?
R.- No, lo digo desde un punto de vista estructural. Creen que debemos conservar lo poco que queda porque si no viene la Apocalipsis. No asumen que el
mundo cambia constantemente. En el siglo XII en Espa¤a un mono de Gibraltar pod¡a llegar hasta los Pirineos sin bajarse de los rboles. La gente entonces depend¡a totalmente de la madera, para construir barcos, para hacerse su calzado, para calentarse... Si hubiera ecologistas en esa ‚poca pensar¡an que la desaparici¢n de los rboles implicar¡a la desaparici¢n de la humanidad. Pero
ahora Espa¤a tiene muy pocos rboles y la gente vive m s y mejor que entonces.
P.- Trabaj¢ a las ¢rdenes de Rodofo Walsh. ¨Qu‚ fue lo m s importante que aprendi¢ de ‚l?
R.- Supongo que a no dar las cosas por sentadas, que se puede ver mucho m s de lo que se est viendo.
P.- Le llaman explorador del infierno. ¨Qu‚ le parece?
R.- No, no creo que lo sea, sobre todo porque si alguna vez hubiera encontrado el infierno me hubiera quedado en ‚l. Seguro que es un sitio encantador.
P.- Bueno, pero si ha estado en lugares realmente speros y crueles. ¨Cu l se acercar¡a m s a la idea del infierno?
R.- Creo que el lugar m s imposible en el que he estado es la capital de las islas Marshall. Es un atol¢n de 30 kil¢metros de largo y 100 metros de ancho, en el que tienes todo el tiempo el agua a tus pies, y el continente est a casi
4.000 kil¢metros de distancia. La sensaci¢n de aislamiento es brutal.
P.- ¨Qu‚ hay detr s del acoso de los Kirchner hacia determinados periodistas entre los que se encuentra usted?
R.- Por detr s no s‚ lo que hay. Por delante hay una aversi¢n al disenso. Todo aquel que no piense como ellos se convierte en enemigo mortal y emplean toda la
maquinaria medi tica del Estado para atacarle impunemente. A m¡ en el canal p£blico me han llamado de todo: canalla, traidor, fr¡volo...
P.- ¨Y que le pareci¢ el papel de Cristina Kirchner en la feria de Francfort como abanderada de los escritores represaliados en Argentina?
R.- Es dif¡cil dar una respuesta sint‚tica porque hay muchos matices. Me remito
a mi novela A qui‚n corresponda, ah¡ est todo explicado. Lo principal que hay que tener en cuenta es que en que los pol¡ticos argentinos de ahora se escudan detr s de los militantes de los 70 cuando su proyecto es diametralmente opuesto. Lo de ayer es otro cap¡tulo de esto. Lo que me da pena es que la presencia de la literatura argentina se centre en un escritor menor de hace 35 a¤os en lugar de hacerlo en los que escriben ahora. La memoria es decisiva y necesaria pero no para dejar de lado el presente.
P.- Y del Nobel a Vargas Llosa, ¨algo que decir?
R.- Respecto a Vargas Llosa tengo sensaciones mezcladas, creo que porque su propia obra est mezclada. Ha escrito alguna de las grandes obras del idioma, como Conversaci¢n en la catedral. Por eso me desconcierta tanto que luego haya escrito porquer¡as como Lituma en los Andes o La t¡a Julia y el escribidor. Creo, en cualquier caso, que nunca m s ha llegado al nivel que tuvo en los 60. Pero con lo que escribi¢ en esa ‚poca ya merece varios nobeles.
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Javier
--- FPD v2.9.040207 GoldED+/W32-MINGW 1.1.5-b20070116
* Origin: Rafa STD Punto WeK (2:341/14.43)