Hola a todos,

Acaricio la madera virtual de la barandilla de este buque mientras paseo por el puente de mando. Es extraño. Incluso siendo digital, el armazón del Beholder cruje cuando las olas binarias golpean su casco. Es curioso. Aún alejado de él durante estos meses el sonido de los océanos de información me han arrastrado a su recuerdo.

Ah, el recuerdo. El recuerdo me trae a la cruda realidad: no es el Beholder lo que importa, sino sus tripulantes. Personas de carne y hueso, sentimientos y pensamientos, que pese a mostrarse de manera oníricamente cibernética tienen una consistencia real, una existencia, una vida.

Las personas. Todo es reconstruible, reemplazable, reconfigurable... todo menos las personas. Siempre habrá un Beholder, como tan a menudo digo, pero reitero nuevamente que su existencia sólo cobra valor cuando estáis vosotros ahí, a bordo. Lo importante, en definitiva, sois las personas.

El año acaba, amigos, después de haber transcurrido para unos como un suspiro, o después de haber resultado para otros una tortura. Un año marcado por el colapso del mundo, la contracción de la sociedad, el desmorone de muchas escalas de valores, la destrucción de la economía. Mientras unos tienen más, otros lo han perdido todo. Incluso la esperanza.

La verdad y la ficción se han mezclado mientras un coronavirus bailaba de mesa en mesa por los despachos de todos los Dirigentes del mundo. El orden y el caos se han alternado en una loca caída en barrena hacia la arbitrariedad. La credibilidad de todo lo que creíamos cierto se ha desintegrado. La incertidumbre, si es que se había ido alguna vez, ha vuelto para quedarse una temporada.

Pero hay esperanza. Siempre la matan. Siempre le pegamos un tiro, le escribimos una ley o le vertimos una probeta bioquímica, dándola por muerta. Pero sigue habiéndola. Debe seguir habiéndola. Porque es la única que nos mantendrá vivos, la única que nos ayudará a salir de esta o a levantar cabeza.

El año acaba, decía, y no quiero que lo haga sin que me dirija a vosotros para desearos unas felices fiestas, a pesar de todo. No serán las que fueron. Lamentablemente tampoco serán junto con quienes fueron. Puede que tampoco tengáis un motivo para celebrarlas, o puede que tengáis muchos más para no hacerlo.

Pero son ese momento en que todo el mundo -dejando de lado las manipulaciones, los intereses, las tradiciones- encuentra un momento para pensar, para reflexionar, para recapitular, para proyectar, para tomar determinaciones... para reinventarse o reconstruirse, para mirar hacia delante.

Por eso, como os decía, os deseo unas felices fiestas, con vosotros, con vuestros seres queridos y allegados... y deseo que el cambio de año nos sirva a todos como punto de inflexión y como trampolín para continuar, para recuperar la esperanza, para rescatar la ilusión, y para ser quienes en el fondo nunca hemos dejado de ser...

Cuidaos, y hasta muy pronto.

A reveure!!
Enric

--- BBBS/Li6 v4.10 Toy-4
* Origin: Eye Of The Beholder BBS - The Fidonet's Corsair (2:343/107)